Japón

La misión de Japón nace junto con el deseo de la Beata Madre María Inés del Santísimo Sacramento de fundar una congregación misionera. Ella desde el inicio pensó en éste país, por el sufrimiento que lo aquejaba a causa de la guerra y en especial por la bomba atómica que había hecho perder la vida a tantas “almas” que aún no habían oído hablar de Cristo.

En el año de 1951 envía a las primeras cuatro misioneras clarisas “al lejano Oriente” para dar inicio a una aventura misionera, que hasta la fecha sigue dando sus frutos. Su primera labor consistía en cuidar de los niños para que sus mamás pudieran ir al campo a trabajar; ésta labor continúo cerca de 60 años.

Actualmente estamos en cuatro comunidades:

Casa Regional en Tokio

La primera comunidad se funda con la llegada de 4 Misioneras Clarisas a Japón, primero en un pequeño apartamento alquilado y con el tiempo se logró comprar una casa.

APOSTOLADOS
  • Atención al Kínder (Misión Santa Clara).
  • Residencia, Santa Elizabeth, para jóvenes que estudian o trabajan en Tokyo.
  • Catequesis para niños y adultos.
  • Formación espiritual de personas hispanoamericanas.

Vanclar Japón


Comunidad de Oizumi

Esta comunidad inicia con una donación de terreno por parte de la compañía Sanyo con la finalidad de crear un kínder en esa localidad y así es como nace el kínder Santa Clara.

APOSTOLADOS
  • Educación preescolar
  • Atención a la formación espiritual de los fieles de parroquias vecinas tanto japoneses como extranjeros.
  • Atención de la escuela sabatina.

Comunidad de Karuizawa

Karauizawa, es la segunda casa que se funda en la región, primero para la atención de los niños en la guardería de Ohinata y con el paso del tiempo, viendo la necesidad de la iglesia en Japón se abre una casa de ejercicios espirituales, para facilitar un lugar y un clima de oración y tranquilidad para todas las personas que lo necesiten.

APOSTOLADOS
  • Ejercicios espirituales.
  • Escuela sabatina.
  • Formación para los sacramentos de personas adultas.
  • Educación en el kínder San Pablo.


Comunidad de Iida

Esta comunidad también se dedica a la atención del kínder Santa Clara, además de la catequesis y atención espiritual de las maestras

APOSTOLADOS
  • Escuela sabatina.
  • Actividades y proyectos de la parroquia.

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Nuestros patrones
San José

San José fue el esposo de la Virgen María y el padre adoptivo de Jesús. La Biblia nos lo presenta como un hombre bueno, justo y trabajador. Era carpintero y artesano, y con su esfuerzo cuidó y sostuvo a la Sagrada Familia.
Su vida nos enseña el valor del trabajo hecho con amor y dedicación, y cómo desde lo sencillo se puede colaborar en los planes de Dios.
San José es patrono de toda la Iglesia, y también es copatrono de nuestra Congregación, las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento. Desde los inicios, Madre María Inés lo eligió como protector de esta obra misionera, confiando en su ayuda y guía para acompañar a los misioneros en su camino.
Hoy seguimos sintiendo su cercanía, su silencio lleno de fe y su protección como padre amoroso.

Nuestros patrones
Virgen de Guadalupe

La Virgen de Guadalupe se apareció en 1531 a Juan Diego, un hombre sencillo y creyente, en el cerro del Tepeyac (hoy parte de la Ciudad de México). Le pidió que se construyera un templo en ese lugar, como muestra de su amor y cercanía con su pueblo.
Desde entonces, la Virgen de Guadalupe es una madre muy querida, especialmente por los pueblos de América Latina. Ella es un símbolo de consuelo, esperanza y ternura para quienes confían en su intercesión.
Para nosotras, las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, la Virgen de Guadalupe tiene un lugar muy especial. El 12 de diciembre de 1930, durante su profesión religiosa, nuestra fundadora Madre María Inés Teresa vivió una experiencia espiritual profunda: sintió en su corazón que la Virgen le prometía acompañarla en su misión y darle las gracias necesarias para tocar los corazones de muchas personas
Desde ese día, María de Guadalupe es nuestra patrona y madre espiritual, y sabemos que camina con nosotras en cada paso de nuestra vocación misionera.

Alegría

La alegría es una marca que queremos llevar siempre. Nuestra sonrisa no es solo por fuera, es una expresión de lo que sentimos por dentro: una gratitud profunda por ser llamadas por Dios y amadas por Él. Esa alegría brota de sabernos suyas, de saber que nuestra vocación es un regalo.

Eucaristía

Para nosotras, Jesús en la Eucaristía lo es todo. Él es quien nos guía, quien nos ama y nos da fuerza. La misa, la adoración, y todo lo que rodea al Santísimo Sacramento es el centro de nuestra vida. Es el alimento que nos nutre el alma y el corazón.

Mariana

Tenemos un cariño muy especial por la Virgen María. Ella es nuestra Madre, nuestra guía y nuestro refugio. En especial, reconocemos a la Virgen de Guadalupe como nuestra patrona. A Ella le confiamos nuestros sueños, nuestras misiones y la conversión de las almas.

Misionera

Nuestra forma de ser misioneras no siempre es viajando o predicando con palabras. Muchas veces nuestra misión es rezar, ofrecer sacrificios y estar disponibles para ayudar en la conversión de los corazones. A través de la oración y el servicio, buscamos acercar a las personas al amor de Dios.

Sacerdotal

Sentimos que Jesús nos invita a seguirlo muy de cerca, como lo hizo en su vida pública, entregándose completamente a los demás. Nosotras también queremos vivir así: dándonos sin reservas y agradeciendo la oportunidad de ofrecer nuestra vida por amor, igual que lo hizo Él. Queremos ser una especie de «ofrenda viva», unidas a Jesús Sacerdote, para el bien de todos.