Espiritualidad

Siguiendo los anhelos de nuestra Fundadora, el espíritu de alegría, sencillez y confianza, ha de reinar en nuestra Congregación.

“He bajado del cielo no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado”. (Jn. 6,38)

La base de nuestra espiritualidad es el cumplimiento de la voluntad Divina; la Misionera Clarisa vive su espiritualidad como:

Misionera: En nuestra Congregación se misiona principalmente con la oración y el sacrificio, trabajando activamente en la conversión de las almas.

Sacerdotal: La Misionera Clarisa de una manera especial ha sido llamada a seguir a Jesús Maestro en su vida pública, y como Él, ha de darse sin reservas a las almas. En esta donación total y absoluta, debe estar agradecida a su Dios; pues, al elegirla para compartir el Sagrado Ministerio de los Sacerdotes – en el grado que su calidad de mujer le permite- , le da una prenda de su salvación, puesto que ha dicho San Agustín: el que salva un alma ha salvado la suya.

Mariana: la Misionera Clarisa ama a la Virgen María con especial predilección. María de Guadalupe es la patrona de la Congregación de las Misioneras Clarisas. La misionera acude a ella como a su Madre Dulcísima, a su refugio seguro, a su Maestra solícita, a Ella confía por entero la conversión y santificación de las almas.

Eucarística: Nuestro carisma tiene su centro en Jesús Sacramentado, guía, amor y fuerza de nuestra vocación.

Alegría: La sonrisa es y debe ser en toda Misionera Clarisa su característica, porque esa sonrisa envuelve un SÍ amoroso a la Voluntad de Dios, alegría que brota de un corazón enamorado y agradecido por el don de la vocación, alegría de saberse llamada y amada por Dios.

“Ante el Sagrario y en la Adoración Eucarística digo a mi amado: cada instante, pulsación y latido de mi corazón es mi intención que sean infinitos actos de amor y gratitud, confianza, adoración y reparación por mí y en nombre de todas las criaturas, que me quiero quedar en su Sagrario, haciendo estos actos, y no solo en este Sagrario, sino en todos los del mundo…»

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Nuestros patrones
San José

San José fue el esposo de la Virgen María y el padre adoptivo de Jesús. La Biblia nos lo presenta como un hombre bueno, justo y trabajador. Era carpintero y artesano, y con su esfuerzo cuidó y sostuvo a la Sagrada Familia.
Su vida nos enseña el valor del trabajo hecho con amor y dedicación, y cómo desde lo sencillo se puede colaborar en los planes de Dios.
San José es patrono de toda la Iglesia, y también es copatrono de nuestra Congregación, las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento. Desde los inicios, Madre María Inés lo eligió como protector de esta obra misionera, confiando en su ayuda y guía para acompañar a los misioneros en su camino.
Hoy seguimos sintiendo su cercanía, su silencio lleno de fe y su protección como padre amoroso.

Nuestros patrones
Virgen de Guadalupe

La Virgen de Guadalupe se apareció en 1531 a Juan Diego, un hombre sencillo y creyente, en el cerro del Tepeyac (hoy parte de la Ciudad de México). Le pidió que se construyera un templo en ese lugar, como muestra de su amor y cercanía con su pueblo.
Desde entonces, la Virgen de Guadalupe es una madre muy querida, especialmente por los pueblos de América Latina. Ella es un símbolo de consuelo, esperanza y ternura para quienes confían en su intercesión.
Para nosotras, las Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento, la Virgen de Guadalupe tiene un lugar muy especial. El 12 de diciembre de 1930, durante su profesión religiosa, nuestra fundadora Madre María Inés Teresa vivió una experiencia espiritual profunda: sintió en su corazón que la Virgen le prometía acompañarla en su misión y darle las gracias necesarias para tocar los corazones de muchas personas
Desde ese día, María de Guadalupe es nuestra patrona y madre espiritual, y sabemos que camina con nosotras en cada paso de nuestra vocación misionera.

Alegría

La alegría es una marca que queremos llevar siempre. Nuestra sonrisa no es solo por fuera, es una expresión de lo que sentimos por dentro: una gratitud profunda por ser llamadas por Dios y amadas por Él. Esa alegría brota de sabernos suyas, de saber que nuestra vocación es un regalo.

Eucaristía

Para nosotras, Jesús en la Eucaristía lo es todo. Él es quien nos guía, quien nos ama y nos da fuerza. La misa, la adoración, y todo lo que rodea al Santísimo Sacramento es el centro de nuestra vida. Es el alimento que nos nutre el alma y el corazón.

Mariana

Tenemos un cariño muy especial por la Virgen María. Ella es nuestra Madre, nuestra guía y nuestro refugio. En especial, reconocemos a la Virgen de Guadalupe como nuestra patrona. A Ella le confiamos nuestros sueños, nuestras misiones y la conversión de las almas.

Misionera

Nuestra forma de ser misioneras no siempre es viajando o predicando con palabras. Muchas veces nuestra misión es rezar, ofrecer sacrificios y estar disponibles para ayudar en la conversión de los corazones. A través de la oración y el servicio, buscamos acercar a las personas al amor de Dios.

Sacerdotal

Sentimos que Jesús nos invita a seguirlo muy de cerca, como lo hizo en su vida pública, entregándose completamente a los demás. Nosotras también queremos vivir así: dándonos sin reservas y agradeciendo la oportunidad de ofrecer nuestra vida por amor, igual que lo hizo Él. Queremos ser una especie de «ofrenda viva», unidas a Jesús Sacerdote, para el bien de todos.