Como María, también nosotros hemos caminado durante este Mes del Rosario, dejándonos guiar por su amor de Madre. En cada misterio, ella nos ha llevado de la mano hacia Jesús y nos ha recordado que Dios sigue actuando con ternura en nuestra vida diaria.

Natasha Lopez Irazusta (natiilustra.uy)
Como María, también nosotros hemos caminado durante este Mes del Rosario, dejándonos guiar por su amor de Madre. En cada misterio, ella nos ha llevado de la mano hacia Jesús y nos ha recordado que Dios sigue actuando con ternura en nuestra vida diaria.
Un mes que nos llenó de gracia y esperanza
El Mes del Rosario está por concluir, y con él llega el momento de mirar atrás y reconocer cómo la Virgen María ha caminado a nuestro lado durante estas semanas de oración y contemplación. Octubre nos ofreció la oportunidad de redescubrir la belleza del Rosario, esa oración sencilla que nos une profundamente a Jesús a través del corazón de su Madre.

A lo largo de este mes, cada Ave María fue como un paso compartido con María. En cada misterio, ella nos tomó de la mano para mostrarnos cómo vivir con fe, esperanza y amor en medio de nuestras realidades cotidianas.
María, compañera fiel en el camino
En los días de alegría y también en los de dificultad, María no dejó de caminar con nosotros. Como Madre, nos acompañó en nuestras preocupaciones, nos consoló en los momentos de cruz y nos invitó a mirar con confianza hacia Dios, aun cuando el camino parecía incierto.
Durante este mes, al meditar los misterios del Rosario, aprendimos con ella a contemplar la vida de Jesús: su encarnación, su entrega, su pasión y su gloria. María nos enseñó que seguir a Cristo es un camino de amor que siempre conduce a la paz del corazón.
El Rosario: escuela de fe y de amor
Rezar el Rosario es mucho más que una práctica piadosa. Es un encuentro con Dios a través del ejemplo de María. Cada decena nos ayudó a detenernos, a respirar y a mirar el mundo con una nueva luz. En familia, en comunidad o en silencio, el Rosario fue un espacio de encuentro y consuelo.
Aunque el mes de octubre termine, el llamado de la Virgen sigue vigente:

María sigue caminando con nosotros
Este mes del Rosario puede haber concluido, pero María no deja de acompañarnos. Su presencia maternal continúa en nuestra vida diaria, invitándonos a mantener la oración viva y a confiar plenamente en Dios. Sigamos caminando con María, dejando que ella nos conduzca siempre hacia su Hijo Jesús, fuente de todo amor y esperanza.
Después de haber caminado juntos este Mes del Rosario y haber sentido cómo María nos guía y nos acompaña en cada misterio, es importante que también conozcamos de dónde nace esta oración tan profunda y querida por la Iglesia.
En un mundo donde abundan distintas versiones y formas de rezar el Rosario, queremos volver a las raíces, al corazón mismo de esta devoción mariana que ha dejado huellas en la historia y en la vida de los santos.
Por eso, te invitamos a ver este video que nos ayuda a comprender cómo comenzó el Rosario, cómo fue inspirado, y por qué ha permanecido como una oración sencilla, pero tan poderosa. Conocer su origen nos permitirá vivirlo con mayor amor y autenticidad, sabiendo que cada Ave María nos une más a Jesús a través de María.
Pbro. Jose de Jesus Aguilar
Al conocer la historia del Santo Rosario, comprendemos que esta oración no nació por casualidad, sino del deseo de la Iglesia de contemplar, junto con María, los misterios de la vida de Jesús.
Cada cuenta del Rosario es una huella de fe, una semilla de amor que Ella va dejando en nuestro corazón cuando caminamos de su mano.
Ahora, después de haber recordado sus orígenes y su profundo significado, te invito a ponernos en actitud de oración.
Pidamos a la Virgen María que siga caminando con nosotros, que su presencia maternal nos ayude a vivir lo que hemos rezado y meditado durante este Mes del Rosario.

María caminó con nosotros y dejó su huella en nuestro corazón.
Ahora, su ternura nos invita a mirar con amor a los más pequeños.
El próximo mes estará dedicado a los niños, esos corazones puros que nos enseñan a creer y a sonreír como Jesús.
Te invito a seguir este nuevo camino lleno de esperanza y alegría en nuestro espacio de Familia inesiana




