Somos una Congregación Misionera de Derecho Pontificio, con aprobación del 22 de junio de 1951.

El espíritu de las Misioneras Clarisas es misionero por excelencia.

Nuestro Fin: vivir el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo según el carisma de nuestra Fundadora.

Nuestro carisma misionero tiene su centro en Jesús Sacramentado, guía, amor y fuerza de nuestra vocación.

Nuestra historia comienza el 12 de diciembre de 1930, cuando pasado el tiempo del noviciado, sor María Inés Teresa fue admitida a la Profesión temporal que se llevó a cabo en la Iglesia de Santo Toribio, en los Ángeles, California.

Este día vivió una experiencia mística o espiritual; escuchó interiormente una promesa de la Santísima Virgen de Guadalupe: “Si entra en los designios de Dios servirse de ti para las obras de apostolado, me comprometo a acompañarte en todos tus pasos, poniendo en tus labios la palabra persuasiva que ablande los corazones, y en éstos la gracia que necesiten; me comprometo además, por los méritos de mi Hijo, a dar a todos aquellos con los que tuvieres alguna relación, y aunque sea tan solo en espíritu, la gracia santificante y la perseverancia final”.

Sor María Inés guardó este recuerdo en su corazón a través de los años y fue aumentando en su corazón el fuego misionero del que brotaría el ansia de llevar el amor de Dios todo el mundo.

Nuestro Lema: “Urge que Cristo reine” (1 cor 15, 25)

Es el grito de San Pablo que anuncia lleno de fe y ardor misionero a todos los pueblos, la presencia de Cristo resucitado.

Es el grito de la joven Manuela de Jesús Arias que en una época particularmente sellada por la palma del martirio en México, se consagra al amor Misericordioso por la salvación del mundo.

Es el grito silencioso de Sor María Inés Teresa del Santísimo Sacramento que como misionera secreta por la oración y el sacrificio, desgasta gozosa su vida para que muchos conozcan al Dios Trino y Uno.

Es el grito ardiente de la Madre María Inés que sin detenerse ante retos y dificultades cruza mares y montañas en cada una de sus hijas Misioneras Clarisas, para llevar el Nombre bendito de Dios y de la dulce Virgen de Guadalupe.